Han pasado los años y entre ellos también han pasado las primeras relaciones fallidas de mi vida. No soy de buscar culpables, pero creo que muchas veces tenía ideas equivocadas sobre lo que una relación realmente era.
El amor que me merezco es mucho más que un nuevo éxito de Hollywood, es mucho más que una canción famosa, es mucho más que una carta de amor llena de promesas.
Entendí que merezco una mujer que estuviera dispuesta a solucionar toda diferencia y conflicto que encontraramos en el camino. Alguien que quisiera tomar mi mano y guiarme cuando no conociera la ruta y alguien que también quisiera seguirme. Alguien que apoye mis metas y ambiciones.
El amor que me merezco es un amor que no sabe de condiciones, un amor que se niega a decir “te amaré sólo si…” o “te amaré más si haces esto o aquello”. Merezco un amor que sea, un amor que crezca con el tiempo, un amor que me cobije y que me comprenda. Merezco alguien que me adore, que conozca mis defectos y virtudes e incluso esos horribles malos hábitos que no me gustan tanto y que, sin embargo, me ame. No hablo de alguien que crea que soy perfecto porque la perfección no existe, me refiero a alguien que esté dispuesta a verme como el ser humano increíble que soy.
Merezco alguien que me extrañe, alguien que aunque tenga su propia vida e intereses (al igual que yo) a veces necesita llamarme en la madrugada porque extraña el sonido de mi voz.
Merezco un amor que me dé prioridad, alguien que esté dispuesto de vez en cuando a dejar de lado todos sus planes porque preferiría quedarse conmigo y disfrutando de mi compañía. Merezco a alguien que esté conmigo cada vez que lo necesite, un amor tan honesto y puro que nunca tenga que adivinar qué es lo que realmente siente.
Merezco ser tratado con amor y respeto. En fin, merezco alguien que quiera hacerme feliz y que quiera ser feliz conmigo.
domingo, 13 de septiembre de 2015
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